Transfemicidio de Azul Montoro: un jurado popular dará la sentencia mañana

El juicio por el transfemicidio de Azul Montoro, la joven trans apuñalada en Córdoba en octubre de 2017, llegará mañana a su fin.

Por Alexis Oliva – desde Córdoba El juicio por el transfemicidio de Azul Montoro, la joven trans apuñalada en Córdoba en octubre de 2017, llegará mañana a su fin. A partir de las 9 horas, los jueces de la Cámara 9ª del Crimen darán a conocer la sentencia dictada por jurados populares. Entonces se sabrá si Fabián Alejandro Casiva, acusado de «femicidio por violencia de género», será condenado y alojado en una cárcel penitenciaria o absuelto por inimputabilidad e internado en una institución psiquiátrica. Hoy las partes expusieron sus alegatos, luego de finalizada la etapa testimonial del juicio que comenzó el pasado 31 de julio y se mantuvo con la sala colmada por familiares y allegadas a la víctima y referentes de la comunidad trans. Ellas sostuvieron la consigna “Justicia por Azul” y atestiguaron la situación de marginación y alto riesgo de vida que padece el colectivo. “Basta de matarnos, queremos vivir en paz. Azul, haremos toda la fuerza del mundo para que se haga justicia”, expresaba un comunicado emitido antes de la audiencia por la Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina filial Córdoba.

«El acusado no presentaba síntomas psicóticos»

El primero en alegar fue el fiscal de cámara Gustavo Arocena, quien manifestó que “no queda ningún margen de dudas sobre la intervención material de Casiva en el hecho. Fue él quien asestó las 17 puñaladas y golpeó la cabeza de Azul, determinando su muerte”. A continuación, el fiscal se concentró en fundamentar la imputabilidad del acusado, apoyándose en la pericia que determinó que “no presentaba síntomas psicóticos ni esquizofrénicos” y por lo tanto “podía comprender y dirigir sus actos”. Además, Arocena compartió la calificación penal de “femicidio” propuesta por la instrucción de la causa: “Se trata de un hombre que mató a una persona legalmente mujer y, como indica la ley, por el sólo hecho de serlo”. “Casiva la engañó a Azul, no le quiso pagar y eso es un comportamiento misógino. Él se sentía con derecho a que ella le brindara un servicio sexual cuando no tenía plata. Como si ella fuera una cosa que estaba para servirlo a él, no le pagó, ella se resistió y eso disparó esa escalada de violencia”, relató el fiscal. Finalmente, el representante del Ministerio Público Fiscal solicitó al jurado que condene a Casiva por “homicidio calificado por mediar violencia de género”, “hurto calamitoso” por robar el celular de la víctima indefensa y por “daño y violación a la Ley N° 14346 de protección a los animales contra actos de crueldad”, por apuñalar también a la perra caniche que estaba en el departamento. Por esos cargos pidió la pena de prisión perpetua.

La vulnerabilidad del colectivo trans

Luego, Tomás Aramayo, representante de la querella de la familia de Azul, inició su alegato con la referencia a la “situación de vulnerabilidad” en que vive el colectivo trans: “Se inyectan aceite de avión para poder tener mamas o cola, por la imposibilidad de pagar una cirugía estética; las vemos en la calle semidesnudas en pleno invierno. También me pregunto por qué no vemos personas trans ejerciendo como abogadas, médicas o psicólogas. A tal punto ha sido reducida su condición, que en el único lugar que vemos personas trans es en la zona roja: están obligadas a trabajar como esclavas sexuales. Esa es la discriminación que sufre este colectivo que hoy se ve conmovido por lo que le ocurrió a Azul”. Respecto a la responsabilidad del acusado, aseguró: “Casiva comprendió siempre. Antes, durante y después del crimen. Por eso se fue a internar al Neuropsiquiátrico”. “Era misógino y quería sexo sin pagar. Frente a la frustración, le asestó 17 puñaladas y le golpeó la cabeza. Cuando las chicas trans se sentaron aquí (como testigos), se les burlaba y se hacía el canchero”, recordó. “No tiene que estar en la calle ni en un instituto psiquiátrico. Este juicio tiene que ser un ejemplo”, concluyó el abogado antes de compartir el pedido de condena de la fiscalía.

«Lejos de tener una condición misógina, le gustaban las mujeres»

Luego de un cuarto intermedio, el defensor Javier Rojo planteó la “inexistencia de la figura del femicidio”, porque según varios testimonios “lejos de tener una condición misógina, le gustaban las mujeres”. “Sus episodios de violencia obedecían a una furia aleatoria, sufría dolores de cabeza, se drogaba. La violencia era con todos. No había odio en relación a las mujeres, sino que había odio y violencia en general”, afirmó Rojo. En esa línea de razonamiento, el asesor letrado alegó la inimputabilidad de su defendido, sostenida por los peritos oficiales que lo evaluaron en una causa anterior por agresión y al principio de la instrucción del juicio. En ese sentido, el abogado recordó que Casiva “tenía una pensión por discapacidad, no trabajaba, consumía drogas, intentó suicidarse, estuvo cuatro o cinco veces internado y se fugó del Neuropsiquiátrico”. Y citó uno de los diagnósticos: “Sufre un cuadro psicótico crónico con episodios psicóticos agudos, es decir brotes”. “¿Fue un paracaidista que cayó y mató a Azul Montoro? –preguntó Rojo–. No. Tenía toda una historia de trastorno mental”.

«Fabián Casiva es inimputable y debe ser absuelto»

Finalmente, pidió para Casiva “la inimputabilidad por no comprender la criminalidad de sus actos, y en forma subsidiaria la aplicación principio de in dubio pro reo (la duda favorece al reo), y la absolución de los tres delitos que se lo acusa”. No obstante, en un pasaje de su exposición el abogado había aclarado: “Que se lo declare inimputable no quiere decir que vaya a ser puesto en libertad. Va a ser necesaria una internación con acompañamiento policial. Ese también a ser un modo de hacer justicia”. Los doce jurados populares tienen ahora la responsabilidad de la sentencia, luego de que los jueces le vuelvan a ofrecer al acusado la posibilidad de declarar, que no ejerció a lo largo del juicio.]]>

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