#8M Así marcharon mujeres, trans, bi y lesbianas:»Nuestro trabajo vale»

La movilización partió de la Plaza de la Mujer (ex Plaza Italia) rumbo a la Plaza de la Democracia. Fueron más de 3000 personas.

Por Juliana Quintana, desde Asunción

Fotos: Jess Insfrán 

A las cinco de la tarde, la articulación del Paro Internacional de Mujeres de Paraguay #8MPy envió un comunicado por el grupo de whatsapp, integrado por más de 245 participantes, y anunció que la marcha no se cancelaba por lluvia. Con el lema “Ore rembiapo ovale” (nuestro trabajo vale) y “ore kuña ropyta” (nosotras paramos) más de 3.000 mujeres trabajadoras domésticas, campesinas, indígenas, bañadenses, estudiantes y  LGBTIQ+ marcharon.

La movilización partió de la Plaza de la Mujer (ex Plaza Italia) sobre la calle Jejuí cerca de las 19.30h, con rumbo a la Plaza de la Democracia. El día Internacional de las Mujeres en Asunción se celebró con glitter, remeras artesanales, poesía, baile y canciones en guaraní, una de las favoritas: “Che reté, che mba’e” (Mi cuerpo es mío). Pero entre los colectivos que reivindicaron el valor de su trabajo destacaron las disidencias sexuales.

“Las personas trans sufrimos doble discriminación laboral y nos resulta muy difícil insertarnos en trabajos héteros cis. Mi primer laburo fue en un McDonald’s. Me decían que los clientes no me tenían que ver la cara y me hacían limpiar todo el tiempo piso. Un día, cuando me dejaron estar en la caja, faltó 350 mil guaraníes y eso era imposible. Ocasionaban cualquier tipo de altercado para que me echaran. Mis compañeros de trabajo robaron y encima después me descontaron de mi salario”, contó a Presentes la mujer trans Emily Marin, de 20 años.

De acuerdo al manifiesto feminista de la articulación, en Paraguay, las mujeres ganan un 30% menos de salario que los hombres, por el mismo trabajo trabajo, y, además, le dedican el doble del tiempo al trabajo no remunerado que no es reconocido. “Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado”, leyó la periodista Noelia Díaz Esquivel en el escenario de la Plaza de la Democracia.

La comunicadora y poeta feminista Fátima Aguilar considera que el freelance es el rostro más precarizado del trabajo, en particular, para las mujeres. “En el trabajo freelance, si bien no tenemos que cumplir horarios tenemos que alcanzar un montón de objetivos y administrar nuestro tiempo más allá de todos los roles de género. En todo ese contexto tenemos condiciones de pago super jodidas, no tenemos seguro social y se invisibiliza muchísimo más nuestro trabajo”, opinó.

Esta semana, 200 funcionaries fueron desvinculades sin previo aviso del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). En diálogo con Presentes, Liz Insfrán, del sector de recursos humanos del TSJE contó que, como mujer lesbiana, su situación actual es difícil porque, de no ser reincorporada debe emprender una nueva búsqueda en un país en el que la discriminación a las lesbianas y bisexuales en el trabajo se traduce en despidos injustificados y acoso agravados con falta de mecanismos de denuncia.

“Yo cuando entré al TSJE tenía una pareja que era mi compañera de trabajo. La verdad que los acosos y las indirectas eran tremendas. Yo en ese entonces lo dejaba pasar, pero hoy me doy cuenta de que fue nefasto. Una vez un jefe de área nos propuso hacer un video pornográfico, por suerte no pasó a mayores y se quedó ahí”, recordó Liz.

Pero incluso los colectivos LGTBI con estabilidad laboral sufren acoso. Antes que como rubia, argenguaya o lesbiana, a Natalia Pintus le gusta que la vean como persona. En los 10 años que lleva trabajando como gerente general de una revista de tecnología de nombre Paraguay TI, nunca la juzgaron por su apariencia, como sí lo hicieron otros trabajos. “Yo entiendo que formo parte de un sector privilegiado dentro del colectivo LGTBI, y sé que tengo mucha fortuna por las experiencias laborales que tuve”, expresó.

Daniela y María José Ramos viven y trabajan juntas en un consorcio de ingeniería hidráulica. Se vieron forzadas a conseguir un trabajo en su disciplina por motivos familiares, ajenos a su sexualidad. Aún ocultando su relación dentro del trabajo, viven acoso laboral. “Varias veces, nuestro jefe, sin propasarse, nos dijo que le gusta tenernos ahí. Creemos que el trato que recibimos es porque somos lindas. Es un privilegio de mierda”, sostuvo Daniela. 

La jornada cerró con música de bandas integradas por mujeres, otra reivindicación del feminismo local. Pero no solo en la capital se celebró esta fecha, también en varias capitales departamentales como Ciudad del Este, Coronel Oviedo, Encarnación, Pilar y, por primera vez, en Concepción. Las mujeres LGTBI exigieron igualdad y la erradicación de la cultura machista instalada en todos los ámbitos laborales.

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