Una pareja de lesbianas lucha para que les reconozcan la comaternidad

Adriana Lemos y Patricia de Jesús Otazo, casadas desde 2012, tuvieron un hijo por inseminación artificial casera y el Registro Civil no acepta inscribirlo como hijo de ambas.

Adriana Lemos y Patricia de Jesús Otazo, casadas desde 2012, tuvieron un hijo por inseminación artificial casera y el Registro Civil no acepta inscribirlo como hijo de ambas.

Por Paula Bistagnino

Hace dos años y medio, Adriana y Patricia decidieron ser madres. Se habían casado en 2012 gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario y desde entonces tuvieron el deseo de formar una familia. Después de un intento fallido en una clínica privada de fertilización, sin dinero para pagar otro, decidieron hacerlo de manera “casera”: un amigo les donó el esperma y lograron el embarazo. Thomas nació en agosto de 2018, pero cuando fueron a anotarlo en el Registro Civil de la localidad bonaerense de San Miguel, les dijeron que no se podía.

“Desde ese momento y hasta hoy, seis meses después, nuestro hijo sigue sin DNI. No podemos llevarlo a un hospital ni anotarlo en un jardín maternal. Ni siquiera pudimos irnos un fin de semana a la playa, porque no podemos tomar un micro”, cuenta Adriana Lemos, la mamá gestante de Thomas. Y su esposa, Patricia Jesús de Otazo, agrega: “Después de cinco meses de iniciar el trámite en La Plata nos respondieron que salió negado nuestro pedido y sólo fue porque mandamos una carta a la gobernadora (María Eugenia Vidal), contándole nuestra historia. Recién al día siguiente nos informaron que ya estaba la resolución”.

“El nene tiene un padre, que venga y lo reconozca”

Las mujeres dicen que la encargada del Registro Civil de San Miguel nunca las recibió. A pesar de que desde el primero de los cuatro días que fueron pidieron hablar con ella porque no entendían qué necesitaban para poder hacer el trámite. “Imaginate que una empleada se solidarizó y nos dijo que era una vergüenza el trato que nos estaban dando y nos recomendó ir directamente a La Plata porque ahí no íbamos a conseguir nada”, dice Adriana.

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Todo ese ida y vuelta lo relataron primero en una presentación que sólo pudieron hacer la cuarta vez que fueron y acompañadas por un abogado. «A nosotras no nos la recibían». Después lo volvieron a relatar en un escrito aun más extenso y detallado que enviaron a Vidal y en el que relatan las distintas respuestas que les dieron: “el nene tiene padre, que venga y lo reconozca”, “tu esposa le está negando su identidad, que lo anote como madre soltera o sino que llame a cualquier hombre que lo reconozca”, “que lo anote como madre soltera y más adelante si ella quiere que lo adopte”, “si traen a cualquier hombre de la calle lo anotamos en dos segundos”.

“Fueron muy despectivas en el trato todo el tiempo y claramente quedó demostrado que el problema es con que seamos dos madres”, agrega. Así también lo explica Ana Hilbert, la abogada de Abosex -la organización que las está acompañando en el reclamo-: “Hicimos dos presentaciones por los malos tratos con un claro contenido discriminatorio: una en el Registro Civil de San Miguel y otra en La Plata”.

Desde que el trámite fue elevado a La Plata hasta que llegó la respuesta, pasaron cinco meses: “Al día siguiente de mandar la carta a Vidal, el Sr. Asesor General de Gobierno Sergio Aliandri en tiempo récord sacó un dictamen en contra, lamentable, donde se limita a leer el Código Civil y Comercial de manera restrictiva, sin opciones ni soluciones, de manera realmente inhumana. Se apuraron claramente a cerrar con una respuesta negativa”, explican las mujeres en un nuevo escrito.

“Se trata de un caso de discriminación”

Según el Código Civil, hay tres formas de filiación: biológica, por adopción y por Tratamiento de Reproducción Humana Asistida (TRHA) bajo supervisión médica. “La legislación no prohíbe las inseminaciones caseras. Solamente regula los TRHA realizados en clínicas pero no implica una prohibición a las realizadas de forma casera”, explica la abogada.

“Además, no se puede interpretar de forma restrictiva para los derechos de las dos madres. Nos encontramos ante un caso de discriminación porque si se tratara del caso de una pareja heterosexual no se le pide esa documentación al padre para acreditar paternidad o una aceptación a la inseminación casera ya que se sobreentiende esto por estar casadxs. Por eso también consideramos que la decisión del Registro del PBA es discriminatoria”, agrega.

En diálogo con Presentes, el director del Registro Provincial de las Personas, José Etchart explicó que los cinco meses trascurridos desde el inicio del trámite hasta que se emitió la resolución están dentro de lo previsto en casos con esta complejidad: “Una resolución del registro requiere la intervención de la Asesoría General de Gobierno. Este es un caso difícil y además es el primero que se nos presenta en la provincia de Buenos Aires. Y se resolvió según lo que establece el Código Civil, que no regula la Técnica de Reproducción Humana casera, es decir que no está previsto que se pueda resolver por la vía administrativa. Entonces, nos excede: lo tiene que resolver la justicia”, dijo el funcionario y aseguró que propiciarán una reunión con la pareja.

Respecto de las presentaciones por el maltrato recibido en la dependencia de San Miguel, agregó: “Tomamos la presentación de los malos tratos y entendemos que la complejidad de la temática requiere una capacitación de las personas que trabajan en los registros para brindar una atención acorde”.

“A una pareja heterosexual no le piden el ADN para anotar a sus hijos”

Valeria y Patricia cuentan que, en el medio de la discusión en el Registro Civil, la empleada les dijo: “¿Y yo como sé que es inseminación artificial?”. Adriana dice que en ese momento le preguntó: “¿Eso mismo se lo decís a las parejas heterosexuales? ¿Les pedís un ADN?”. Entonces Patricia agregó: “¿Qué pasa si yo ahora salgo a la calle y traigo a cualquier hombre que encuentro?”. La empleada fue tajante: “Te lo anoto en dos segundos”.

Desde el área legal de la Dirección del Registro Provincial de las Personas admiten que es así: que cuando un matrimonio heterosexual va con un bebé, se lo anota sin solicitarle nada que acredite la paternidad del varón. Pero que en el caso en el que se trate de dos mujeres es necesario contar con el renunciamiento del hombre donante de esperma a su paternidad.

Adriana y Patricia dicen que ellas tienen eso pero que nunca pudieron presentarlo porque no se los solicitaron. Y en la carta que enviaron a Vidal explicaron cómo es la relación con el donante de esperma: “Hablando con un amigo –después de que el tratamiento médico no funcionara, no podían afrontar económicamente otro intento-, él se ofreció a ser donante. Es una persona que conocemos y que nos ayudó en esta inseminación sin intervención médica. Se trata de alguien que no quiere reclamar paternidad alguna y que lo puede dejar por escrito, aclarando también sus datos por si nuestro hijo quiere conocerlos por motivos de salud, tal y como pide el Código Civil y Comercial”.

Por último, cerraron la carta con un pedido desesperado: “Ya no sabemos qué hacer. Se le está negando la identidad a nuestro hijo y queriendo prácticamente obligar a una de nosotras a que anote a nuestro hijo como madre soltera. O peor, a que adopte. Queremos que quede muy claro: no se adopta al propio hijo, no se anota como soltera cuando estás casada hace 8 años. No tienen vergüenza realmente”.

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