Yo me quiero emancipar de la Navidad

Para muchas de nosotras, trans o travestis, estas fechas no dejan de ser el recuerdo vivo de no pertenecer a una familia.

Ilustración: Nelson Evergreen

Veo cómo la mayoría de las personas, mayoría sí, inclusive compañeras feministas, van apresuradas a esperar al señor de barba blanca, en acciones concretas de consumo innecesario, de pirotecnia egoísta con el resto de las especies. Estruendos que, saliendo de estas fechas, son ataques represivos, o guerras. Pero el asimilacionismo navideño lo convierte por unos días en festejo. Dicen que  no es por ellxs. Que es por sus hijos, por sus padres, abuelxs, la familia nuclear o ensamblada, da igual.

Para muchas de nosotras, trans o travestis, estas fechas no dejan de ser el recuerdo vivo de no pertenecer a una familia (al menos nuclear), o de haber pertenecido a ella mientras éramos niñxs, cuando nos intentaban adoctrinar género, creencia, buena conducta, y en el caso de Micaela (una trava amiga del barrio) el inconmensurable dolor y asco de ver al tío que la abusó. Pero claro, ¿cómo iba a decir algo en esa fecha sagrada? Todxs se abrazaban y se emocionaban a panza llena de fracaso.

Recuerdo que cuando sentía esos abrazos, o leía esas miradas, no entendía si eran de alegría o había una imperiosa necesidad de darse una nueva oportunidad para generar otro tipo de vínculos menos violentos. Porque, a los días, todo volvía a ser un caos entre mis padres. Algo así como la “diversión” exacerbada de los fines de semana para quienes están de lunes a viernes en la oficina y todo termina en un domingo angustioso, de consumos y de resaca moral.

«El rejunte lo conocemos todo el año»

Esto lo digo para quienes nos atraviesa por el cuerpo la irrupción a la hegemonía. Quienes vivimos la ruptura del binarismo, quienes tenemos prácticas micropolíticas para la deconstrucción a fin de lograr emancipación ¿No es un tanto contradictorio responder a esta fecha de creencias eclesiásticas? ¿De consumo problemático?

Yo me quiero emancipar de la navidad, como seguramente la Mica del tío y de los mandatos impuestos; como merecen lxs niñxs; como todas mis compañeras travas y trans que en esta fecha hegemónica están despojadas y se obligan al rejunte.

Porque el rejunte lo conocemos todo el año y lloramos a las que no están en manos de quienes sostienen violencia simbólica.

No voy a ser tan mala onda, festejen. Yo espero año nuevo que me gusta más, y prometo que no voy a fundamentar nada en contra del tiempo lineal; algo igual o más desdeñable que la Navidad.

Felicidades.

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