Lola Bhajan: “De chica le rezaba a Dios para despertarme como una nena”

La rompe en el escenario con su canto ancestral con caja del norte argentina. Pero también con los relatos crudos en primera persona de su blog. Además, es actriz, fotógrafa amateur y performer. Y en todo lo que hace, la milita. Conocé a esta artista trans.

Por Paula Bistagnino

Fotos: Lola Bhajan.

“¿Quién es esa chica que canta?”. La pregunta repetida en la última movilización de apoyo a Analía “Higui” de Jesús corre cada vez que esa chica sube a un escenario y saca una voz que deslumbra: lo que hace es canto ancestral con caja del norte argentino. Y ella es Lola Bhajan, también autora del blog lolacruda.blogspot.com, fotógrafa, actriz y performer trans.

Era muy chica cuando empezó a escribir y contar sus historias. Lo hacía sin pensar por qué: “Simplemente lo hacía”, dice. Como cuando le regalaron su primera cámara digital, a los 16 años: “La usé para mostrar mi identidad, aunque no era consciente entonces de quién era yo. Pero sé que mis escritos y fotos han impactado en la gente y eso es lo importante para mí”. De las fotos y los textos llegó a la actuación y la música. Y encontró ahí un medio que no esperaba: hoy actúa como solista, pero también tiene un dúo de grunge-punk acústico con su marido, Sergei Zver –es ucraniano- y otro de música electrónica y fusión con Enanomalhecho –acaban de grabar un disco que saldrá en 2019 por Plano Records-. Además, en marzo va a estrenar una película autobiográfica filmada a lo largo de diez años con el director platense Diego Leone.

-¿Cómo fue tu infancia y adolescencia y de qué manera el arte influyó en la construcción de tu identidad?

-Tuve una infancia bastante tranquila dentro del seno familiar. Siempre me sentí muy contenida en mi casa y ahí era donde me gustaba estar. Más que nada fui criada por mujeres: además de mi madre, por mi tía y abuela. Mi padre siempre trabajó mucho y nunca me sentí muy cercana a él. También tuve una infancia atípica, porque mis padres eran hipoacúsicos y siempre era la hija que tenía los padres sordos y casi nunca participaban en las reuniones escolares y esas cosas, pero si mi tía, que también trabajaba en esa escuela, privada y religiosa, como maestra jardinera. Desde muy chica siempre me vi como una nena, pero realmente no es algo que me planteaba o me ponía a pensar, ya que nunca tuve información acerca del tema de género, menos en esa época. Igual, de chica le rezaba le rezaba a Dios para levantarme como una nena al día siguiente”. Ni en mi familia ni en la escuela. Recuerdo una noche que fuimos a la casa de mi tía, y cuando salíamos había mujeres paradas en las esquinas vestidas extravagante, mi tía me dijo, parecen mujeres pero no son, son hombres. Creo que esa fue la primera vez que escuché algo así.

Los primeros años en la escuela pase bien, aunque el juntarme con mujeres y no jugar al fútbol me costó un precio. Ya a partir de cuarto grado, comencé a pasarla mal con mis compañeros y empezó el bullyng, se reían de mí y a veces me tiraban cosas. Además la maestra me resultaba muy severa y no me sentía contenida. Hasta que me cansé y no quise ir más a la escuela. Me cambiaron a una estatal cerca de casa, ahí terminé séptimo grado y fui feliz, mis compañeros y maestras me trataron muy bien. Luego de cumplir 13 años, comencé la secundaria, pero no hubo oportunidad de bullyng, ya que pude defenderme y gané el respeto y cariño de mis compañeres. Fue a esa edad donde comencé a ir a cybers y entrar a chats, primero chats «heteros», aunque me hacía llamar Lola. Luego me animé a entrar a chats gays, Mi familia nunca se metió mucho en lo que yo hacia afuera, así que siempre podía salir tranquilamente a tener encuentros.

-¿Cómo y cuándo empezaste a cantar?

-Como hija única, la soledad era mi mejor amiga y mi adolescencia fue una época de mucho autodescubrimiento, también musicalmente. Siempre supe que quería actuar o cantar, pero mi familia nunca me incentivó a nada. Aunque consumía mucha música, recién empecé  a cantar hace 5 años, porque siempre pensé que era un talento con el que se nacía; y no que una podía aprenderlo. Empecé a tomar clases con Érica García, que me ayudó mucho a descubrir mi voz. Luego, encontré a Leda Valladares y comencé a escuchar música de canto con caja: quedé impactada, prácticamente no sabía de su existencia, y eso denota la invisibilización que hay de lo autóctono. Me obsesioné con adquirir el instrumento, la caja, y la pedí por correo a una página de Santiago del Estero. A los días me llegó, pero no sabía qué hacer con ella, así que la tuve guardada unos meses. En ese tiempo probé de hacer música con gente pero nunca estaba conforme. Hasta que di con el profesor Mauricio Cucien, a quien considero mi gran maestro de esta música. Luego de pocas clases, sentí que era lo mío y comencé a cantar en grupo con mis compañeres, después como solista. Y fui armando mi propio camino.

-Tu música se distingue de lo que se escucha en las movidas LGBT, ¿cómo definís vos tu música y cómo se definió tu estilo?

-La verdad que no estoy muy al tanto de lo que se escucha dentro de la movida LGTB. Sé que lo que hago no es muy común ni dentro ni fuera, el canto con caja es algo que está invisibilizado, así como esa cultura en general. Más con una voz trans. Creo que lo interesante de esto es poder llevar este canto a estos ámbitos y no quiero dejar de nombrar a Susy Shock, que también hace este canto, aunque considero que somos estilos y voces completamente distintas, y eso es lo bueno, que haya diversidad. No sé si puedo definir mi música, que en realidad es la música de todos. No creo que la música tenga dueños. Me gusta conservar y cantar la música nativa en su forma tradicional, obviamente aplicándole mi personalidad, pero también me gusta poder fusionar la música con lo moderno y hacer ambas cosas. Creo que la música tradicional tiene que transmitirse y nunca hay que dejar de cantarla. Pero también está bueno poder combinarla con lo nuevo y que esto pueda llegar a más personas. Lo importante es poder sentirla. Lo importante es poder hacer las cosas con sentimiento, y es lo que hago. Si no, no lo haría.

-El activismo creció en los últimos años. ¿Cómo lo ves hoy y cuál es tu participación?

-Mi activismo es con el arte. No soy fan de los partidos políticos ni milito en ninguno. Ya ser trans en esta sociedad te pone en un lugar de militancia y de lucha, no queda otra. Por suerte creo que hoy avanzaron mucho las cosas, más para las personas de nuestra comunidad, pero quedan muchas cosas por hacer. Obviamente que sigo las discusiones políticas y tengo afinidad con ciertos representantes de ciertos partidos políticos, pero no me gusta manifestarlo en público, me lo guardo para mí y mi entorno. Aunque sí digo lo que no me gusta o quién no me gusta. En general no me gusta mucho el mundo en el que vivimos, es difícil pasarla bien para mí. Mientras haya seres que sufren o se encuentran en la marginalidad, más que nada por culpa de poderosos abusadores que no empatizan con nadie y sólo piensan en ellos mismos. Eso realmente me afecta, pero la vida sigue y quiero aportar al menos algo para que todos podamos vivir mejor.

-¿Qué es ser trans hoy en Argentina?

-Ser trans en Argentina hoy es difícil. No muchos entienden qué es ser trans todavía. Yo, que hablo con mucha gente, creo que hay mucha confusión y muchas personas tienen que pasar por situaciones simplemente por ser lo que son. A mí, pasar por una chica cis a los ojos de otras personas me salva de muchas situaciones. Y que suceda esto es realmente triste. Creo que nos falta muchísimo como sociedad. Igual también veo que hemos avanzado con muchas cosas: hablar de infancias trans y que haya organizaciones que se ocupen de estos temas, me parece maravilloso. Y creo que el futuro está en las nuevas generaciones, es cuestión de tiempo. Yo tuve la suerte de ser una persona fuerte que hizo que ya a temprana edad pueda manifestar mi verdadera identidad o ser. Ya a los 15 años comencé a vestirme con ropa negra y ambigua, y también me maquillaba y depilaba las cejas. A mis padres eso no les gustó pero los confronté y terminé haciendo la mía, como siempre, hasta que se acostumbraron. Tampoco en esa época me definía como trans, porque esa palabra creo que no la había escuchado nunca. Esa palabra me define dentro de la sociedad y dentro de lo político. Pero también uso travesti o trava, que son palabras que me encantan. Pero para mí misma creo que ya las palabras no importan, no importa cómo me llamen los demás o yo misma en un grupo o sociedad. Yo soy más que palabras, soy yo misma y lo demás no importa. Lamentablemente no pude vivir una infancia trans, por la época y la falta de información de este tema. Pero bueno acá estoy como Lola y eso es lo importante, que pude. Y si yo pude otres pueden.

 

Fechas próximas: 18 de noviembre en Mendoza con Lola Bhajan & Enanomalhecho / 29 de noviembre con Susy Shock en el Teatro Margarita Xirgu.

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