Mi experiencia como trans en la Conferencia Global de Periodismo de Investigación

Los aportes que me llevé de las conferencias fueron puntuales y tienen que ver con preguntas que me vengo haciendo hace tiempo, pero que acá cobraron una dimensión global: ¿cómo son tratadas las temáticas LGBTIQ en los medios de comunicación? Interrogante que abre el camino a muchas cuestiones.

Por Violeta Alegre Me sorprendí al leer el mail, o mejor dicho: no lo podía creer: a mediados de 2017 me comunicaron que había sido seleccionada para participar de la 10ª Conferencia Global de Periodismo de Investigación. La misma tendría lugar en Johannesburgo, Sudáfrica, del 16 al 19 de noviembre. Yo había postulado desde Buenos Aires, Argentina, en representación del medio periodístico Presentes LGBT, una agencia regional enfocada en las noticias de la diversidad sexual, donde colaboro como columnista e investigadora desde sus inicios. Esteban Marchand, periodista peruano y corresponsal del mismo medio en Lima, también fue seleccionado para ese encuentro.

«Travesti, sudaca e hispanohablante»

Llegar a Sudáfrica fue afrontar una cantidad de sensaciones encontradas. Desde las más básicas -los miedos a los que nos enfrentamos cuando emprendemos un viaje a lugares desconocidos- hasta el acceder a otras lógicas territoriales y políticas, incrementadas por mi identidad Travesti. Ser travesti es vivir con la duda de que cualquier trámite se puede complicar en una oficina o en un aeropuerto por el solo hecho de tener una identidad no hegemónica. En este caso, además, sudaca e hispanohablante. Esta vez puede llegar a destino sin ningún inconveniente, con mucha más suerte que en Madrid, donde casi me toman una radiografía para entrar a la Unión Europea. Al llegar al hotel me sorprendió encontrarme con más hispanohablantes. Venían de Latinoamérica y el mundo a la conferencia, siendo un aproximado de 500 participantes, otra sorpresa! Yo era la única travesti entre el público de la conferencia, al menos que hubiera otras feminidades trans que no supe identificar. Con el activista intersex sudafricanx, Jabulani Pereira En esos días de encuentros en la Wits University con periodistas, activistas, investigadores, me maravillaron no solo las diferentes corporalidades, etnias, culturas, indumentarias de distintas regiones. Podria ver y sentir la riqueza de esa diversidad. Por algún motivo, o varios, eso parecía festejarse, en un clima de respeto, sonrisas constantes y amabilidad.

Los talleres de periodismo

Desde el principio sabia que quería participar de los talleres de temáticas LGBTIQ. Me anoté en “A Workshop for Reporting on LGBTQ Communities” y “LGBTQ Resources – A New Guide from GIJN’s Online Resource Center”. También estuve en otros cada vez que pude. Escuché a Brian Pellot, Marks Schoofs, Jabulani Pereyra. Ellos brindaron diferentes herramientas periodísticas y de investigación para el abordaje de las temáticas LGBTIQ en los medios. De cada charla salí pensando en las múltiples caras de las violencias a las que nos sometemos los colectivos LGBTIQ, no como un hecho individual sino como un fenómeno social y global, agravado. Me impresionaba pensar que ser una persona LGBTIQ aun sigue siendo motivo de condena en muchos países. Los testimonios estaban entre nosotrxs. Los aportes que me llevé de las conferencias fueron puntuales y tienen que ver con preguntas que me vengo haciendo hace tiempo, pero que acá cobraron una dimensión global: ¿cómo son tratadas las temáticas LGBTIQ en los medios de comunicación? Interrogante que abre el camino a muchas cuestiones.

Cómo comunicar temas LGBT

Cuando dejar de estar invisibilizadas y silenciadas, algunos medios de comunicación suelen condenar nuestras identidades. Las convierten en objetos de estigmatización, discriminación y criminalización. En el periodismo lo llaman –algunxs- “malas prácticas”. Es decir, cuando las noticias de este colectivo se cuentan utilizando básicamente fuentes policiales, sin tener en cuenta a lxs integrantes del colectivo ni a sus contextos, espectacularizando y desvirtuando la comunicación de la noticia, y del contenido fáctico. Las malas prácticas periodísticas incluye además el no formularse preguntas acerca de la autopercepción de la identidad de una persona. Esa debería ser una de las primeras preguntas al afrontar las noticias de personas LGBTIQ: ¿cómo se autoperciben las o los protagonistas de esos hechos? No se trata de términos estáticos ni binarios. Respetar la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual es el primer paso para una cobertura respetuosa de los derechos de este colectivo. Las prácticas adecuadas para comunicar deben fundarse desde el respeto y el compromiso, en primera instancia, de ser posible dando voz a las personas del colectivo LGBTIQ, enmarcando historias y contextos políticos de cada región, teniendo en cuenta la exclusión y la vulneración de derechos, aprovechando la oportunidad que dan las noticias para informar sobre las leyes y los derechos de las personas.

Con la antropóloga Nazlee Arbee 

El uso de fuentes

La diversificación de las fuentes, la construcción de agendas propias, el enfocar los temas que no suelen cubrirse investigando y haciendo un seguimiento de los mismos, son algunos de los aprendizajes que compartimos en la Conferencia. Se trata de visibilizar y concientizar para romper prejuicios, utilizando lenguaje inclusivo, evitando la hegemonizarían de la diversidad. Pero entendiendo también que dentro la diversidad existen múltiples diversidades, étnicas, de clase, y tantas más, como pudimos vivir en esos días de encuentro y diversidad en Sudáfrica. Lo aprendido durante los talleres y los intercambios que mantuvimos en esos espacios, me llevaron a observar y reflexionar durante mi estadía en África acerca de las corporalidades tan diferentes y variadas. A pensar la aproximación entre las identidades trans y la negritud, en cómo su coexistencia incrementa la marginalidad en una sociedad donde ambos factores son “activados” por características físicas, corpóreas (pigmento de la piel y/o irrupción con el binarismo). Esta inquietud despertó mi deseo de investigar acerca de las luchas de emancipación de las corporalidades negras, particularmente en Africa y Namibia con el “apartheid”, quizá con la ilusión de encontrar algo así como una “guía” u orientación que me brinde herramientas para poner en práctica en esta lucha que asumo cuando me inscribo como activista Trans.

Una mirada global

Poder acceder a una mirada global de manera vivencial fue muy significativo. Lo percibí en las charlas con otrxs participantes del GIJN 2017. Vivo en Argentina, donde contamos con una Ley de Identidad de Género. Es una ley despatologizante y respetuosa de la autopercepción. Pero eso no garantiza que se cumpla. Hay quienes consideran que en Argentina tenemos “la gran batalla ganada”. Es una idea bastante alejada de la realidad. Muchas organizaciones en el país donde nací y donde vivo venimos denunciando un retroceso en materia de derechos, y documentan que se han incrementado los ataques –muchas veces mortales- contra los colectivos LGBTIQ. Suele ocurrir que la mayoría de los grandes avances, como por ejemplo nuestra ley, llegan acompañados por una gran resistencia. Y conviven con el constante intento “normalizador” del binarismo y la hegemonía. No obstante, no se puede omitir que el piso que nos brinda la Ley de Identidad de Género, en términos de ciudadanía y derechos, por ende en proceso cultural, hoy nos permite pensarnos en otros términos. Términos que en muchos países se condenan y castigan. Porque las identidades de la diversidad se consideran un delito en 72 Estados, y ocho de ellos las castigan con la pena de muerte.

Infancias trans

Otro de los temas sobre los que hablé en la Conferencia y conté desde la experiencia de Argentina fue el de las infancias trans. Muchxs se interesaron especialmente en la historia de Luana, una nena trans, y en la lucha de su madre, Gabriela Mansilla. Gabriela consiguió algo histórico: el DNI de Luana con su identidad autopercibida a los 6 años. Conté que Gabi emprendió no solo una lucha por su hija, sino que supo colectivizar ese amor responsable emprendiendo junto a otras familias la asociación de “Infancias libres”. Allí madres, padres y familiares de niñxs trans encuentran un espacio de contención donde las experiencias transcurren desde el amor como base fundante, y en la búsqueda del compromiso paterno-maternal de evitarles a lxs niñxs un mundo hostil. Al menos desde la propia familia, pilar fundamental de nuestras identidades. Claro que esta dimensión también se relaciona con nuestra Ley de Identidad de Género, cuestión que genera temor por la temprana edad de lxs niñxs. En muchos países no son tenidos en cuenta para elaborar investigaciones, por la delicadeza que conlleva abordar las identidades Trans y la infancia. Hoy, de regreso en Argentina, repaso la experiencia de un espacio como el de GIJN y creo que no solo me brindó la contundencia de las herramientas periodísticas que mencioné antes, sino todo un aprendizaje. En el intercambio con otrxs, en entender cómo y dónde estamos parados en relación a otros países del mundo. En poder llevar en mi voz la trayectoria latinoamericana (especialmente la Argentina, pródiga en luchas travestis y trans) a Sudáfrica, y el enorme aprendizaje que pongo en práctica y deseo replicar. Para que el compromiso periodístico no solo sepa abordar nuestras temáticas, sino que además sea capaz de identificar bajo qué contextos se comunica y con qué objetivos. Las preguntas resuenan con más énfasis y disparan otras. Por qué mayoritariamente los medios hegemónicos se esfuerzan por sostener la “normalidad”, en un contexto latinoamericano de avance neoliberal como el que estamos atravesando.]]>

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