#Paraguay: lesbianas, bisexuales y trans invitan a parar el #8M

La articulación de mujeres de Paraguay, que incluye organizaciones sociales, colectivos feministas, sindicatos y mujeres autoconvocadas, llamó ayer a un paro el próximo 8 de marzo, en protesta contra la explotación laboral y la violencia contra las mujeres.

Por María Sanz, desde Asunción Fotografías: Mayeli Villalba La articulación de mujeres de Paraguay, que incluye organizaciones sociales, colectivos feministas, sindicatos y mujeres autoconvocadas, llamó ayer a un paro el próximo 8 de marzo, en protesta contra la explotación laboral y la violencia contra las mujeres. El paro se realizará en al menos 54 países del mundo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En Paraguay, el paro pretende visibilizar el trabajo remunerado y las tareas de cuidados que realizan las mujeres, y quiere extenderse a todos los sectores: mujeres urbanas y campesinas, indígenas, pobres, trabajadoras domésticas, mujeres que viven con VIH, trabajadoras del sector informal, estudiantes secundarias y universitarias, adultas mayores, trabajadoras sexuales, deportistas, sindicalistas. Entre todas ellas, las mujeres lesbianas, las mujeres trans y las representantes de diferentes formas de diversidad sexual invitan a sumarse al paro para luchar contra la discriminación y la exclusión laboral que enfrentan por su orientación sexual o su identidad de género.

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La advertencia es clara: “En un mes, las mujeres paramos el mundo”. Se trata de hacer una huelga, que ocupe toda una jornada o apenas unos minutos, para visibilizar la importancia del trabajo femenino, y protestar contra la violencia, la explotación y la discriminación contra las trabajadoras.

“Ser lesbiana no es ningún delito”

A un mes del paro, en la puerta del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en el centro de Asunción, siete mujeres vestidas de blanco escenifican los siete casos de feminicidio registrados en lo que va de 2018 contra mujeres paraguayas. Recitan sus nombres, sus edades, cuántos hijos tenían, de dónde eran, cuáles eran sus planes. Las fechas en las que les quitaron la vida están marcadas con tiza en el suelo, en una macabra línea del tiempo. Tras ellas, más mujeres van revelando casos de otros tipos de violencia que recibieron en el contexto laboral. Son relatos basados en historias reales que hablan de horarios interminables, despidos, acoso y humillaciones por el hecho de ser mujeres. Una de las participantes levanta la voz frente a sus compañeras: “Soy lesbiana, pero en mi trabajo no puedo hablar de eso, mi jefe no puede saberlo. Quiero sentirme libre de ser quien soy, porque ser lesbiana no es ningún delito”. Arranca aplausos. Y sus compañeras le contestan: “No estamos solas, paramos todas”.

Discriminadas por no tener un aspecto normativo

“En Paraguay, todavía la orientación sexual sigue siendo una traba como para acceder a un trabajo, o al estar en un trabajo te genera problemas. No podés hablar sobre ello, no te permiten que te muestres en público con tu pareja, o te discriminan”, dijo a Presentes Xelina Coronel Fernández, vocera de la organización Lesvos, que lucha por la igualdad de derechos para las mujeres lesbianas. Coronel es estudiante, tiene 21 años, el pelo rapado y teñido de azul, lleva un aro en el labio y varios en la oreja. Admite que ella no ha llegado a sufrir discriminación por ser lesbiana en el lugar de trabajo, pero sí ha tenido dificultades para encontrar empleo debido a su aspecto físico. “Sí me pasa que, como mi aspecto no es muy normativo, me cuesta adquirir un trabajo. Es lo mismo que les ocurre a las personas trans, o a la gente queer, o a toda persona que represente diversidad. Como está medio difícil conseguir un trabajo con esta apariencia, empecé un negocio de forma independiente”, explicó. Los despidos, y la discriminación laboral y en el sistema educativo, motivados por la orientación sexual o identidad de género, fueron el motivo de consulta en nueve del total de 203 llamadas que recibió la línea telefónica gratuita “Rohendu” (“te escucho”, en guaraní), que mantiene la organización Aireana – grupo por los derechos de las lesbianas.

Las trans paran por alternativas al trabajo sexual

Las mujeres trans también se suman al paro del 8 de marzo, para protestar contra un mercado laboral que las excluye, y les ofrece el trabajo sexual como única salida. “El 98% de las personas trans en Paraguay ejercen el trabajo sexual como único modelo de trabajo y sobrevivencia. No estamos en contra del trabajo sexual: está en la libertad de cada persona decidir si lo ejerce, pero queremos otras oportunidades. Queremos demostrar que somos productoras, y constructoras de sociedades mejores. Tenemos que repensar una mirada diferente hacia nosotras, y que ya no nos reconozcan solo por el trabajo sexual. Queremos reconocernos en otras facetas”, dijo a Presentes Yren Rotela, activista por los derechos humanos y referente de Panambí, organización que representa a personas transexuales, travestis y transgénero en Paraguay.
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Rotela advirtió además de que el trabajo sexual, especialmente cuando se ejerce en la calle, expone a las trabajadoras trans a un mayor nivel de violencia. “El 98 % de las muertes trans en Paraguay ocurrieron en zonas de trabajo sexual”, detalló. En el país suman 59 las víctimas de feminicidio trans desde el final de la dictadura en 1989, y la mayoría de estos casos no han sido esclarecidos. La activista reconoció que sí hay una minoría de personas trans (alrededor de un 2%) que ejercen trabajos alternativos al trabajo sexual, como tareas de decoración, corte y confección, o peluquería. “Pero son mal remuneradas, explotadas y abusadas en estos trabajos. Por eso también exigimos un salario justo e igualdad de condiciones y oportunidades”, expresó Rotela. Paraguay cerró 2017 con más de 400 denuncias por violencia contra personas LGTB. Entre estas denuncias, las mujeres trans alertaron hacia el mes de octubre de una ola de ataques contra ellas en la periferia de Asunción, especialmente contra las trabajadoras sexuales. Uno de estos ataques derivó en el feminicidio de Romina Vargas, una mujer trans de 28 años.]]>

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