Jonathan Castellari, a un mes del ataque de una patota: “Todavía no puedo salir de mi casa solo”

El joven rugbier de Ciervos Pampa habló por primera vez en el programa radial de Franco Torchia, No se puede vivir del amor. Aun en recuperación y con licencia psiquiátrica, estuvo en el estudio de la Radio de la Ciudad. Escuchá la entrevista.

  A un mes del ataque que lo dejó una semana internado y por el que casi pierde un ojo, Jonathan Castellari (25) dio la primera entrevista. Fue en el programa “No se puede vivir del amor”, conducido por Franco Torchia, y habló de todo: desde la salida del closet en la adolescencia de la mano del movimiento “flogger” hasta cuando se fue de su casa, el ataque, la recuperación que aún continúa, sus miedos y el apoyo que recibió de cientos de personas por lo ocurrido.

“La revolución flogger me ayudó a salir del clóset”

En el estudio de La Once Diez, la radio de la Ciudad, Jonathan relató cómo a los 15 años, de la mano del movimiento flogger y con el sostén de su amiga Agustina “Cumbio” Vivero asumió su homosexualidad. “Fue una revolución realmente para los que éramos adolescentes en ese momento y nos ayudó un montón a todos los putitos que estábamos dando vueltas”. Recordó que cuando en la adolescencia salió del closet y se lo contó a su mamá, ella le dijo que hubiera preferido abortarlo. “Después de eso me quebré y estuve un tiempo bastante mal. Hasta que decidí ir a hablar con mi viejo, que me sorprendió porque esperaba lo contrario. Mi viejo era la figura masculinizante. Y él me dijo: ‘A mí no me importa lo que hagas entre cuatro paredes. Yo te voy a respetar y te voy a amar siempre tal cual sos”, relató. Desde ese momento había cortado el vínculo con su madre pero la retomó tras la muerte de su padre y, si bien nunca volvió a ser igual, la fueron recuperando. “Cuando pasó esto ella me acompañó y ahora estamos mejor. Ella me respeta y se lleva bien con mi novio”.   [audio mp3="https://agenciapresentes.org/wp-content/uploads/2018/01/AUDIO-Jonathan-Castellari.mp3"][/audio]

“Nunca creí que me podía pasar esto”

“Hoy estoy bien, con algunos estudios por delante todavía, para ver si necesito una operación en la órbita del ojo. Aunque tengo todavía algunos dolores en un brazo y en las costillas. Más allá de eso, mi cuerpo se siente raro todavía”, dijo el joven. Y explicó que aún no puede creer que le haya pasado lo que le pasó en este tiempo y en plena Ciudad de Buenos Aires. “Yo formo parte de Ciervos Pampa, un equipo de rugby que lucha contra la homofobia Que si bien el siempre en sus redes sociales compartía para difundir noticias de ataques homofóbicos, lo sentía como algo muy lejano. “Nunca creí que me podía pasar esto a mí”. Nunca antes me habían golpeado físicamente pero la discriminación se siente todos los días y a cada minuto en todos lados. Es así. A mí no me molesta que me digan p.uto ni gay. Y hasta contesto: ‘Decime algo que no sepa’. Y siempre hay violencia, en las palabras también, pero nunca me habían pegado por p.uto… ‘Tomá por p.uto. Comé por p.uto’ son frases que no me voy a borrar nunca más”. Desde que su historia fue publicada y en especial desde que publicó la carta en las redes sociales contando su historia, le llegaron cientos de mensajes agradeciéndole el impulso a salir del clóset ante sus familias. “Me llegan mensajes de todo el mundo, que a veces no llego a traducir y responder. Es impresionante”.

“Tuvimos que buscar nosotros a los agresores”

“Además de ser cobardes por agredirme en patota, son aún más cobardes porque dos de ellos viven a dos cuadras del Sanatorio Güemes, donde estuve internado una semana, y no fueron capaces de acercarse”, remarcó Jonathan. Sobre la situación de la causa, contó que se reunió con la fiscal y que el panorama no era alentador. Y que fue él mismo, junto con su amigo Sebastián Sierra –que lo acompañaba la noche de la agresión y fue testigo de todo lo ocurrido-, quienes encontraron a los agresores. “Estuvimos dos o tres noches sin dormir buscando a los agresores en las redes sociales y pudimos dar con siete de las ocho personas que participaron”.
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“A mí se me complica seguir mi vida mientras esta historia no cierre. En el momento en el que pasó esto yo estaba planificando un viaje a Europa. Me iba a ir cinco días después…”, contó. Todavía con licencia psiquiátrica –es empleado de Subtes de Buenos Aires-, desde que fue dado de alta no volvió a salir solo a la calle porque tiene miedo. Dice que se siente preso. “Yo nunca había sentido miedo de mostrarme tal cual soy. Y ahora sí”. Además, confesó que tiene pesadillas todas las noches, algo que jamás en su vida le había pasado. “Son sueños violentos, en los que escucho gritos… A veces me despierto con taquicardia o llorando. Es horrible, es doloroso”. Por último, contó que tiene pensado casarse con su novio este año y que espera que su caso sirva para generar conciencia, para terminar con la discriminación y los discursos homofóbicos: “Quiero ayudar a que no vuelvan a pasar estas cosas, luchar por la diversidad, intentar abrir cabezas, porque la sexualidad no es un tema de moral, porque la homosexualidad no es una enfermedad como todavía intentan hacer creer algunas religiones, que tenemos derecho a vivir en libertad”.    ]]>

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