#FamiliasDiversas “Ya somos visibles: hay mentes abiertas, falta abrir corazones”

Por quinto año consecutivo, se realizó el Encuentro de Familias Homoparentales y Diversas de Córdoba. Esta vez en la localidad de Agua de Oro, en las Sierras Chicas.

Texto y fotos: Nayla Azzinnari, desde Córdoba Por quinto año consecutivo, las familias homoparentales y diversas de Córdoba se reunieron, esta vez en la localidad de Agua de Oro, en las Sierras Chicas. El encuentro se hizo el último fin de semana de noviembre, dos semanas después de la Marcha del Orgullo y la Diversidad que alegró las calles de la ciudad de Córdoba. Lo convocaron las organizaciones Espacio Sur Diversidad y Ser Acompañante. Es sábado al mediodía, antes de armar la ronda de presentaciones, lxs niñxs se juntan alrededor de pinceles y pinturitas. Esperan su turno para pintarse las caras mientras eligen entre stencils de corazones, estrellitas, mariposas. Una niña de 6 años organiza los frasquitos de colores y resuelve “estos para los varones y estos para las nenas”. Comparte con su mamá Andrea la reciente determinación y ella, una mujer trans, le recuerda enseguida que “todos podemos usar cualquier color”. Con recobrado entusiasmo y una sonrisa más grande aún, la nena vuelve a mezclar los frascos. “El objetivo siempre es visibilizarnos y compartir experiencias en torno a cómo son nuestras conformaciones familiares”, cuenta Cecilia Quinteros, una de las organizadoras. “Los encuentros son vivenciales, acá se comparten relatos que emocionan hasta las lágrimas”, describe Juan Delfino, otro de los convocantes. “Estos espacios diferenciados son muy necesarios para encontrarnos con otras familias atravesadas por las mismas particularidades”, agrega Cecilia. “También está bueno que nuestros hijos se encuentren y compartan el ser parte de familias diversas para que no se sientan únicos”, dice Soledad Sánchez.

«Argentina dio un paso atrás»

La propuesta es escucharse, intercambiar experiencias, poner en común las historias personales. “Invitamos personas para que vengan a acompañar el diálogo y responder consultas, que no es lo mismo que dar una charla monopolizando la voz”, diferencian desde las organizaciones. La presentación de las familias y las temáticas que ellas traen guían la agenda de las reuniones. Alguna vez a lo largo de sus cinco ediciones el encuentro tuvo lugar en la ciudad de Córdoba. “Volvimos a las sierras porque los niños pueden relajarse yendo al río, porque a nosotros también nos saca del cotidiano, arrancamos tranquilos con el mate a media mañana. Lo hacemos en un pueblo porque en los pueblos también suceden las cosas y entonces está bueno descentralizar”. Para lxs organizadorxs, este encuentro se da en un contexto sociopolítico de avasallamiento donde se vuelven a poner en cuestión derechos que estaban ganados. “Este año nos vimos en situaciones como ‘está todo bien con ustedes pero no se besen’. Argentina hizo de repente un paso para atrás. Hoy mucha gente se da el permiso de decir un montón de cosas, discriminar y diferenciarnos negativamente”.

“Queridas familias”

Con su obsoleto y excluyente “señores padres” o “mamis” a la hora de enviar las notificaciones, o a través de comentarios más explícitos en contra de las familias diversas, el ámbito educativo fue uno de los primeros en ser mencionados por las familias. Soledad y Sol contaron que a partir de estos malos ratos, están buscando nueva escuela para sus hijxs. “Las instituciones son muy cerradas y algunas familias también. Nosotras somos las tortas, las anormales, las que hacemos cosas raras. Cuando en realidad tenemos una vida como la de cualquier familia. Nos ocupamos de llevar los chicos a la escuela, de hacer la comida, de organizar la ropa”. Ariel y Adrián llevan más de 20 años como pareja. Desde hace 6 son padres de Ezequiel. “Al principio uno quiere hacer buena letra y mostrarse ante la sociedad como padre excelente. Íbamos a las reuniones de la escuela con un bizcochuelo, por ejemplo. Después uno se relaja y se da cuenta de que no hace falta sobresalir para ser aceptados y ser buenos padres”. Diego y Mariano tienen 2 años de casados y dos décadas de relación. Confiesan que antes de participar de estos encuentros pensaban que criar a un hijo entre dos hombres era hacerle mal al niño. La posibilidad de tener hijos es una conversación que hoy se permiten. Irupé es la pareja de Cielo. A la hija que crían juntas le explican: son los de afuera quienes necesitan tiempo para comprender su realidad. Esperan que algún día logren hacerlo.

Infancias diversas

“Las familias diversas no son solo las constituidas por dos papás o dos mamás o personas trans, sino también las que incluyen infancias diversas, las que escuchan, se informan y buscan acompañarse cuando sus hijos, a veces desde edades muy tempranas, expresan libre y abiertamente que sus identidades de género no se corresponden con el sexo asignado al nacer”, explica Soledad. La diversidad vuelve a desbordar definiciones cuando llega Andrea con su hijo recién destetado en brazos y se presenta: “soy mamá de seis niños con tres papás distintos, lo que mi familia tiene de diversa es que somos muchas personas compartiendo la crianza”. Leticia Veber es docente y comenta que más allá de la homoparentalidad o la diversidad sexual, el esquema de la familia compuesta por una made, un padre e hijos es minoritario: “cuando trabajás en el aula la conformación familiar de los alumnos, resulta que la mayoría tiene realidades familiares de madres solas, abuelos, tíos, familias ensambladas y etcétera”. Disponible en formato digital, el libro “A dónde va la cigüeña” de Cecilia Quinteros es un recurso pedagógico pensado para abordar la temática.

“Las familias estamos muy solas ante obras sociales y registros civiles»

Belén Mignon es abogada especialista en derecho de familia y ha acompañado los casos de varias familias que participan de este encuentro. Explica que el proceso de filiación puede ser biológico, vía adopción o a través de técnicas de reproducción asistida, y que las estrategias legales que se siguen son distintas según los casos. Los problemas más frecuentes suelen presentarse por cuestiones relativas a la gestación y la procedencia del material genético involucrado o durante la instancia de inscripción. “Las familias estamos muy solas reclamando nuestros derechos ante las obras sociales y los registros civiles”, sostiene Cecilia. “En el camino, la violencia institucional hace que mucha gente desista de sus deseos”, lamenta Leticia. Papá de Eduardo (15) desde hace casi dos años, Rafael dice que a los varones gays les asignan en adopción preadolescentes o adolescentes, como si criar bebés fuera una capacidad exclusiva de mujeres. Juan aclara que tampoco las parejas de mujeres reciben en adopción niños pequeños. “A las parejas homosexuales nos reservan el descarte de las parejas heterosexuales, que no quieren adoptar chicos grandes. Nosotros sí lo aceptamos porque nuestra necesidad de paternar y maternar hace que flexibilicemos nuestras pretensiones”. Belén Mignon asiente. “Existen en la práctica criterios de jerarquización por los cuales las familias heterosexuales son priorizadas en el registro único de adoptantes”. Por lo general, las homoparentales son familias de acogida o de guarda provisoria que a lo sumo logran la adopción plena después de largos procesos que culminan en fallos extraordinarios. “La justicia no está resolviendo los problemas de la gente. Hay personas que sienten goce ante el sufrimiento de los otros y ampliar derechos es algo que les molesta”, reniega Belén. Para Juan, papá de Lucas, hace falta una readecuación de los recursos del Estado, capacitación y sensibilización de sus agentes: “Lo peor no es que un papá no pueda adoptar durante 5 años, sino que un niño esté solo durante todo ese tiempo”. Con las negaciones y las demoras lo que más se vulnera es el derecho de los niños, afirma la abogada. “Las leyes de matrimonio igualitario, de identidad de género, de fertilización asistida nos ponen en  pie de igualdad, pero el cambio cultural es muy lento y tiene que ser continuo. Cualquier gesto de visibilización colabora”, comparte Cecilia. Mariano apoya: “darse un beso, darse la mano es ayudar a que otros también puedan hacerlo con naturalidad”. Pía afila: “ya somos visibles, ya hay mentes abiertas, lo que falta es abrir corazones”.

Más allá de los binarismos

Celeste está en pareja con un chico trans. Desde hace unos meses ambos suspendieron sus tratamientos hormonales ante el deseo de concebir un hijo propio. “Venir acá hoy es parte de mi reconocimiento identitario y mi proyecto de vida, que no tiene que ver solo con vestirme distinto y cambiar el DNI. Es deconstruir nosotros mismos el binarismo y entender que yo puedo ser mamá aunque no geste y que Matías puede ser papá aunque sea gestante. Él no es mujer ni yo hombre porque seamos padres de determinada manera”. Pía Aldana, referente provincial de ATTTA, recuerda que la mayoría de las chicas trans siguen teniendo el trabajo sexual como única opción y que todavía luchan por el derecho a estar vivas: “¿qué planificación familiar vamos a poder hacer si aún no está resuelta nuestra situación laboral?” Entre mates y helados, el encuentro culmina el domingo a la tarde a la orilla del río. Mientras lxs niñxs juntan renacuajos algunos metros más allá, lxs grandes arman barcos de papel que ponen a navegar después de escribir en ellos los deseos para sus familias. Hay risas mientras las construcciones se sueltan a la corriente con la esperanza de que se mantengan a flote. Y hay lágrimas de emoción porque encontrarse fue otra vez posible y eso supone amistad, contención, reconocimiento.  ]]>

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