Memorias LGBT perseguidas y silenciadas en dictadura

Con nombres de fantasía, detalles y escenarios reales, Fichados: Crónicas de amores clandestinos recupera historias silenciadas y cuenta cómo fue el ensañamiento de los servicios de inteligencia de la policía bonaerense con la diversidad sexual. Su autor, Cristian Prieto, trabaja en la Comisión Provincial de la Memoria. Debates pendientes sobre memoria LGBT y represión. 

Con nombres de fantasía, detalles y escenarios reales, Fichados: Crónicas de amores clandestinos recupera historias silenciadas y da cuenta del ensañamiento y persecución de los servicios de inteligencia de la policía bonaerense hacia la diversidad sexual. Su autor, Cristian Prieto, trabaja en la Comisión Provincial de la Memoria. Debates pendientes y vigentes: memorias LGBT, represión y desapariciones. Por María Mansilla Fotos: del autor, Manuela Pez/ Imagen de tapa: Helen Zout y Cristian Prieto Muestras L*s Otr*s, Comisión Provincial de la Memoria. Cristian Prieto es periodista y trabaja en la Comisión Provincial por la Memoria. A este organismo creado en el 2000 se le asignó custodiar los expedientes de la División Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), que funcionó entre 1957 y 1998. Aunque en estos 17 años esos materiales no terminaron de desclasificarse y digitalizarse por su envergadura, han servido de prueba para demostrar -entre tantas cosas- que la última dictadura espió y persiguió, además de las actividades estudiantiles, sociales, políticas y gremiales de las personas, su vida íntima y su orientación sexual. «Yo encontraba situaciones, personajes, espacios, y a partir de ahí flasheaba», dice Prieto. Por tener semejante material en las manos, por su militancia en el colectivo LGBT y también marcado por las revelaciones que encontró en Fiestas, baños y exilios. Los gays porteños en la última dictadura (Sudamericana, 2001), de Alejandro Modarelli y Flavio Rapisardi, quiso profundizar en el tema. Fichados, Crónicas de amores clandestinos (Editorial Pixel, serie Perfectos atentados) es la tesis de su licenciatura en Comunicación Social, que cursó en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Su investigación buscó indagar en el relato policial e institucional que afirmaba que gays, lesbianas y trans no habían sido perseguidos. Para su sorpresa -escribe Prieto en el prólogo- encontró páginas y páginas donde relacionaba orientación sexual con moralidad.

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«Somos llamadas amorales sexuales, pederastas, homosexuales, afeminados, amanerados, transexuales y mujeres hombrunas. Persecución, espionaje, seguimientos también fueron verbos utilizados para mirar a las locas en todo el período de existencia de la inteligencia (1957/1998). Claramente no fuimos el objetivo principal de la última dictadura militar a exterminar, pero fuimos espiadas desde el principio y final de la actividad del servicio de inteligencia. Con gobiernos democráticos, con dictaduras, con la existencia de edictos que nos penalizaban o sin ellos: sólo para enderezarnos o para no ser las frutas podridas que invitaran a otrxs a pudrirse con nosotras».

 Nombres de fantasía, escenarios reales

Fichados consta de tres historias noveladas para entender el ensañamiento del Terrorismo de Estado hacia las personas por su orientación sexual. Los nombres son de fantasía, dice Prieto. Pero los escenarios platenses, los ámbitos, las formas, las sombras, no. Una de esas historias transcurre en los ´60, antes de la sanción del edicto contravencional. Otra, durante la última dictadura militar. Y la tercera en los ´80. Por momentos Fichados corta el aliento, como toda buena historia de amor. Más si es de amores interrumpidos por buchonxs, policías y vecinxs que ofician de espías. La glosa de Cristian Prieto enfría, saca del idilio a lxs lectorxs y les recuerda que se trata de no ficción cuando aparecen los textuales de la policía.
Fichados intercala relatos de amor con citas textuales, rotundas, de los archivos policiales. ¿Por qué elegiste ese registro que combina lo narrativo con la denuncia?
-Cuando debatíamos cómo construir una memoria LGTB nos preguntamos si teníamos que hacer el mismo camino que los organismos de derechos humanos tradicionales. Pero en nuestros casos, ¿quiénes reclamarían por las travas chupadas en los centros de detención clandestinas? ¿O por las maricas levantadas por los edictos policiales? Nadie. Porque hubo siempre mucha vergüenza de tener estos hijos e hijas. Tampoco íbamos a tener, casi, fuentes. Ni ningún tipo de ayuda del Estado. Por eso entendimos que el camino tenía que ir de la mano del arte, de la literatura. Como también hemos construido la diversidad desde el lado del humor.

Debates pendientes y desapariciones que no cesan

Prieto dice que el movimiento de la disidencia sexual se debe debates «más interesantes». Y que uno de ellos pasa por «deconstruir el Nunca Más». -Una de las pruebas que tenemos es la entrevista que Carlos Jáuregui le hace al Rabino Marshall Meyer, que formaba parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). El rabino le dice que había 400 desaparecidos homosexuales pero que por presiones de la Iglesia, que formaba parte de la CONADEP, se decide no publicar ese apartado. Lo que pensamos también es que muchos de esos casos están puestos en otros de los capítulos del Nunca Más. Porque: ¿cómo contaríamos que fueron 400, si existe una imposibilidad no solamente de fuentes sino de testimonios? ¿Cómo saber si alguien fue chupado por un edicto o por su militancia política? En este punto, nos debemos una discusión más interesante. El tema sigue vigente porque siguen desapareciendo las compañeras trans, los crímenes de odio están a la orden del día.

Confesionario: «No creo en salir del closet»

En su investigación, Prieto también se encontró mencionado en los archivos de inteligencia de la Bonaerense. Nació en Bahía Blanca, donde pasó su infancia y su adolescencia. Recién a los 16 años supo que su madre y su padre, chilenxs, no habían llegado a esa ciudad buscando un mejor pasar económico sino exiliados. Su padre había estado detenido en el Estadio Nacional de Chile. Cuando terminó el secundario se mudó a La Plata a estudiar Comunicación en la Facultad de Periodismo. «A mis viejos nunca los senté y les dije que era gay. Para mí lo obvio no se pregunta. Sí les dije en algún momento que me mudaba con Leo, por ejemplo, y que capaz que si llamaban los atendía él. Intenté que la cosa de la sexualidad fuera eso, y no un confesionario. Y para mí, que venía de un colegio salesiano y desde adolescente estaba en la militancia cristiana, todo era un confesionario. Yo no creo en esa cosa de salir del closet, no comparto el término. Hay una cuestión compulsiva que dice que sí o sí tenés que salir», dice. Fichados se presentó el viernes 4 de agosto en el Centro Cultural de la Cooperación (Ciudad de Buenos Aires). Pronto será un libro libre y estará disponible para quien lo quiera descargar.  ]]>

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