Travesticidio en Rosario: “Pamela Tabares siempre pidió ayuda”

Pamela Tabares tenía 35 años y vivía en condiciones de extrema vulnerabilidad. El martes a la noche fue a trabajar a la zona roja y nunca volvió: la asesinaron de al menos cinco tiros. La Fiscalía está investigando el móvil. Se sabe que había pedido ayuda estatal sin suerte. Amigas y activistas la recuerdan.

Pamela Tabares tenía 35 años y vivía en condiciones de extrema vulnerabilidad. El martes a la noche fue a trabajar a la zona roja y nunca volvió: la asesinaron de al menos cinco tiros. La Fiscalía está investigando el móvil. Se sabe que había pedido ayuda estatal sin suerte. Amigas y activistas la recuerdan. Por Laura Hintze, desde Rosario  Pamela Tabares fue encontrada asesinada ayer, con al menos cinco balazos, en una zona rural de Rosario. Las últimas dos semanas las pasó en la casa de su amiga J, quien para esta nota decidió resguardar su identidad. No era la primera vez que convivían. Las dos se conocían desde los 19 años, desde que empezaron a transitar la zona roja de Rosario, las primeras pensiones y los primeros sueños de adolescente. El martes pasado, Pamela y J salieron a eso de las 21 a trabajar un rato, a juntar los pocos pesos que no tenían. “Ella salió comida, bañada, maquillada. Toda producida. Éramos dos vedettes. Nos preparamos escuchando música, Despacito obviamente, y decíamos que nos íbamos al Bailando”, recordó, a las pocas horas y entre risas y llanto, su amiga. Cuando volvió, Pamela ya no estaba. “La esperé un rato pero después me volví a casa. Me imaginé que iba a estar de gira, con algún chico”. J se enteró por el noticiero de que habían asesinado a su amiga.

Relatos de abandono

La vida de Pamela no difiere de las historias que parecen trazadas para una mujer trans. Tenía 35 años, casi el promedio de vida de la población travesti, y caminaba con el peso de la historia de la marginalidad. Sus amigas y las chicas que la conocieron por la militancia coincidieron: Pamela Tabares vivía en estado de extrema vulnerabilidad, nunca pudo acceder a un trabajo fijo, no consiguió en el Estado la ayuda que fue a pedir varias veces a la Municipalidad. Los relatos de su vida son relatos de abandono, de idas y venidas a otras ciudades, noviazgos violentos y sobre todo mucha pobreza. “Era una buena persona. No era mala, para nada, nunca salía a hacer daño. Pero es la vida de las travas, nos llevan a tener este tipo de vida”, recordó Karla Ojeda, histórica militante trans de Rosario. Karla conoció a Pamela en a fines de los 90, cuando desde el Colectivo Arco Iris – el primero de diversidad en la ciudad – salían a recorrer las zonas de trabajo e invitar a las chicas a reuniones para discutir las problemáticas. Pamela participó de unos cuantos encuentros. “Lo que yo siento ahora, años después, es que seguimos igual de siempre. Estamos totalmente desprotegidas. Nos pueden matar por el hecho de ser travas”, remarcó Ojeda.

“Teníamos los mismos sueños”

J y Pamela se conocieron a los 19. “Nos hicimos amigas en la calle y ella después se mudó a mi pensión. Comíamos juntas, íbamos de shopping. Éramos felices. Las dos teníamos los mismos sueños: una casa, un trabajo. También queríamos viajar a España, era como una meta. Pero la vida da cachetazos, y ninguna de las dos llegó”, contó J a Presentes. Hace unas dos semanas, J encontró a Pamela en la calle. La habían echado de una pensión y no tenía dónde vivir. “La ayudé con lo que pude, un techo y comida. Ella sufría mucho por lo económico, por la maldita adicción y tener que salir a trabajar. Estaba muy para abajo”. Los últimos días J y Pamela continuaron compartiendo sueños: la casa, el trabajo, una ayuda de quien fuese. “No es que somos vagas. Es que ya llevamos casi cuarenta años así”, resumió J. Michelle Mendoza, referente de la comunidad trans en Rosario, conoció a Pamela por su militancia. “Siempre la cruzábamos por la zona y siempre estaba pidiendo ayuda, a los gritos pedía ayuda. Una vez nos juntamos y me dijo: tengo casi 40 años y todavía no empecé a vivir”, remarcó Mendoza. La noticia del asesinato de Pamela implicó la denuncia a través de las redes de muchas militantes y amigas que destacaron que la mujer trans había ido a más de una dependencia del Estado a pedir ayuda. La respuesta, sostuvo Michelle, fueron subsidios o cursos que terminaban en nada. “Si llegamos a este punto es por ausencia del Estado”, remarcó. Mañana habrá una movilización frente a la Fiscalía a las 10HS en Montevideio 2200.]]>

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