La liberación de salir del clóset

El periodista peruano Esteban Marchand, co-fundador del portal Sin Etiquetas y corresponsal de Presentes, fue invitado a dar una charla TED sobre sus vivencias como joven gay en una sociedad machista y homofóbica. Del bullying escolar hasta la aceptación familiar y la tranquilidad de poder ser quién es. Soy Esteban, tengo 24 años y soy gay……

El periodista peruano Esteban Marchand, co-fundador del portal Sin Etiquetas y corresponsal de Presentes, fue invitado a dar una charla TED sobre sus vivencias como joven gay en una sociedad machista y homofóbica. Del bullying escolar hasta la aceptación familiar y la tranquilidad de poder ser quién es. Soy Esteban, tengo 24 años y soy gay… pero quiero decirles que pese a que soy gay, no estoy aquí para convertir a nadie en gay. Es más, les puedo asegurar que no voy a contagiar a nadie. ¿Saben por qué? Porque la homosexualidad no se puede contagiar. No es una enfermedad. Hace 26 años, un 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas. A veces la gente piensa que las personas que somos diversas en nuestra sexualidad o en nuestra identidad queremos que la sociedad nos tolere. Esa palabra no es mi favorita, uno tolera algo que no le gusta por completo, que a penas soporta y que lo va a dejar de tolerar en cualquier momento si es que así lo considera. Nosotros queremos que nos respeten, no no juzguen, ni que nos ataquen.

Si esta sociedad fuera más respetuosa con la diversidad en todas sus formas, el día de hoy mi comunidad tendría 99 miembros más. 99 personas LGBTIQ que fueron asesinadas desde 2008 hasta la fecha en nuestro país. Seres humanos a quienes mataron solo por ser como eran; gays, lesbianas, trans, queers. Me di cuenta que era gay desde muy pequeño. Siempre me gustaron más los niños que la niñas. Me gustaban algunas cosas que nuestra sociedad considera que solo son para mujeres. Cada que podía jugar con las barbies de mi hermana lo hacía. A veces les terminaba sacando la cabeza, no tengo idea por qué, pero usualmente siempre creaba historias cotidianas con ella. La familia, la escuelita, etc. En mi familia nunca me reprimieron. Mi mamá dice que desde siempre lo supo, cosas de madres, de algunas madres. En primaria estudiaba a en un colegio pequeño, 16 personas que nos conocíamos de toda la vida. Todos sabíamos cómo éramos y nadie se sorprendía ni decía nada si algún chico quería jugar con las chicas o si a alguna chica quería jugar fútbol a la hora de recreo. Hasta quinto de primaria no conocí lo que era el bullying en ninguna de sus formas. Cuando llegué a sexto, mis papás me cambiaron de colegio. Pasamos a uno estatal con 45 alumnos por sección, 4 secciones por año. Turnos mañana y tarde. Los primeros meses solo fui el gordito chancón. Era estudioso, venía de un colegio más pequeño, me retraje un poco y me concentré solo en estudiar. No pasó mucho tiempo hasta que alguno de mis amaneramientos, mi voz, la forma de mover las manos al hablar, la forma de caminar, la forma en que yo era yo, me condenó a pasar de el gordito chancón a ser el gordito maricón. Era la primera vez que alguien me molestaba de cabro, gay, maricón. Me quedaba paralizado en medio del salón cada vez que alguno de mis compañeros me gritaba ‘saooooo’. ¿Qué es lo que pasó? Me volví otra persona. Siempre me gustó bailar, siempre que había alguna actuación era de los primeros en levantar mi mano para figuretear, obvio. Así fue hasta sexto de primaria. Me empecé a retraer, el objetivo era pasar lo más caleta posible. Mientras menos se dieran cuenta que estaba ahí, menos me iban a molestar. Igual siempre me molestaban. No la pase bien en el colegio. En los recreos me la pasaba leyendo algún libro de Harry Potter o me quedaba en algún salón de clases haciendo literalmente nada.

Ser libre

¿Por qué debemos las personas no heterosexuales aguantar el acoso cuando estamos en las escuelas? ¿Se imaginan que alguien te golpeara y la única razón para golpearte es porque eres heterosexual? ¿O por tu color de pelo? ¿Por tu color de piel? ¿Tu tamaño? ¿O solo por tu forma de vestir? ¿No tiene sentido que te maltraten por ser quien eres, por ser diferente no? Lamentablemente, así sucede en nuestra sociedad. Por eso, sabía que cuando empezara la universidad no me iba a esconder. Era mi oportunidad para poder ser libre después de mucho tiempo. Pero no tenía una guía o algo parecido que me diera los pasos para salir del armario. Creo que no puede haber una, cada caso es completamente diferente. No sabia cómo iba a salir pero sí tenía razones para salir. Era molesto y cansado mentirle a la gente que quieres. La mentira duele en cualquiera de sus formas. Y que flojera tener dos vidas, la del hetero y la del gay. Encima, iba a tener que tener dos cuentas de Facebook pues. A mi mamá no le sorprendió: «ya sabia ya”, fue su respuesta. A mi papá tampoco. Una semana antes de navidad me preparo un súper desayuno y me dijo: tenemos que hablar. «Qué cosa he roto en la cocina si ya no vivo en esta casa», fue lo primero que pensé. Pero el solo quería decirme que estaba orgulloso de tener un hijo homosexual. Las lágrimas fueron lo más dulce de ese desayuno. Además, al salir del armario uno puede saber quienes son mis amigo de verdad. Afortunadamente, no perdí muchos y si los perdí, no me enteré. Hoy tenemos muchos referentes LGBTIQ. Hubiera sido genial que existan en mi niñez. Cuando era pequeño y presentaban a algún persona homosexual en la TV solo era para estereotiparlo y burlarse de él. Había muy pocos artistas que estuvieran fuera del closet, ningún periodista. Los gays solo eran peluqueros y estilistas, profesiones muy respetables pero no de mi completo interés. Hoy, me da gusto saber que un niño gay puede prender la televisión y saber que en Perú no sólo hay uno sino dos congresistas que son gays. Puede ver que hay personajes en la televisión que son homosexuales y que no necesariamente caen en el estereotipo del gay escandaloso y chismoso, aunque algunos si.

No van a poder librarse de nosotros

Estamos en todos lados. Solos albañiles, somos profesores, médicos, diseñadores, comunicadores, bailarines, peluqueros, traductores, cajeros, cualquier oficio que te puedas imaginar, abogados, cualquiera. Desde hace casi años tengo una página web, que fundé junto a una amiga, que se dedica a difundir noticias sobre personas LGBTIQ. La web nació porque para los medios de noticia tradicionales las personas diversas solo llegaban a los titulares si es que eran asesinadas, si se enfrentaban a serenazgo o si eran parte de algún escándalo televisivo. Pero como ya dije, las personas somos más que nuestra sexualidad o identidad y queríamos saber que pasaba con el mundo LGBTIQ. Gracias a una red de colaboradores periodistas en América Latina, hemos podido descubrir historias y personajes muy interesantes que no hubiéramos conocido de otra forma. También, hace algunos meses que estrené una serie web documental que cuenta historias de personas de mi comunidad. No me considero un activista ni nada por el estilo. Solo intento aportar desde lo que se hacer para que este sea una sociedad más segura para las futuras generaciones, al menos un poquito. Busco que cuando las personas vean algunos de los vídeos que hago, se den cuenta que al final de todo no somos tan diferentes. Sé que cada persona tiene un proceso distinto y que salir del armario no es nada fácil. Pero si alguien aquí está preguntándose cómo cambiaría su vida si la gente se entera de que es una personaLGBTIQ, solo le puedo decir que la vida al otro lado el armario es incluso más bonita que en Narnia. Así que recuerden, las personas LGBTIQ estamos en todos lados, así que no van a poder librarse de nosotros. Antes que nada somos personas y solo por ello ya deberíamos de ser respetadas. Nosotros no queremos privilegios, queremos tener los mismos derechos que cualquier otro ser humano. Queremos que las futuras generaciones no tengan que vivir bajo el miedo que muchos de nosotros hemos vivido. Queremos ser libres, respetados y amados.  ]]>

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