«Quiero que se reconozca que mi despido fue por discriminación»

A Raúl Julián Bjorklund lo echaron del colegio donde trabajaba como docente cuando contó que se iba a casar con su novio. La escuela, una privada de Oberá, ya tenía una denuncia por discriminación. «La sexualidad del profesor no concuerda con el ideario de la institución”, dijeron. Ya hizo la presentación frente al INADI de…

A Raúl Julián Bjorklund lo echaron del colegio donde trabajaba como docente cuando contó que se iba a casar con su novio. La escuela, una privada de Oberá, ya tenía una denuncia por discriminación. «La sexualidad del profesor no concuerda con el ideario de la institución”, dijeron. Ya hizo la presentación frente al INADI de Misiones, una provincia en alerta por discriminaciones.

Por @maruska

Raúl Julián Bjorklund denunció ayer ante la delegación de Misiones del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo) que lo despidieron como profesor de la escuela donde daba clases desde hacía cinco años, al comunicar que se casaría con su novio. Julián tiene 32 años, es profesor de Ciencias Exactas y vive en Oberá, una ciudad de 80 mil habitantes en la provincia de Misiones. Ayer recorrió los 99 kilómetros que separan su chacra de Posadas para radicar la denuncia por discriminación ante la delegación del INADI en la capital provincial. «La sexualidad del profesor no concuerda con el ideario de la institución, por lo que, a fin de evitar conflictos el instituto ofrece y el profesional acepta el monto de dinero en concepto de indemnización», dice el documento que adjuntó y lleva el logo del Instituto Privado Emanuel y la firma del representante legal. Bjorklund tenía una relación laboral de cinco años y daba clases de Química y de Proyecto de Investigación en cuarto y quinto años del nivel secundario.

El contrato de desvinculación se firmó el 3 de octubre, pero los hechos trascendieron en los últimos días. «Fui de frente a avisar que me casaba, por los trámites y porque el casamiento coincidía con un campamento del colegio que yo siempre acompañaba, dado que ese fin de semana no podría ir. Le avisé al rector, le sorprendió. Dijo que creía que iba a pesar mi buen desempeño como docente. Poco después, cuando hablé con el representante legal, un pastor, el panorama era otro: la desvinculación inmediata», contó Julián a Presentes.

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«El representante me ofreció la desvinculación inmediata y la mitad que me correspondía de indemnización, porque considerar que era yo el que no se «adaptaba» al contexto. Me cuestionó por qué no había recurrido a él antes de casarme. Y argumentó que conocía personas que podrían haberme ayudado a «tratar» mi problema. Hizo un cálculo matemático por el monto. Le planteé que me correspondía el 100 por ciento. Aceptó hacerlo en tres pagos».

Para el primero, las partes firmaron ese documento que se convirtió en prueba. «Es un acuerdo, pero en aquel momento a mí no me quedaba otra. Logré al menos que incluyera el motivo del despido. Poner por escrito que mi sexualidad no se adapta al ideario es un delito», dice Julián a Presentes.

Poco antes de la fecha programada para la luna de miel, llegó el momento del segundo pago. «Me pareció que el representante se había asesorado, porque me pidieron que llevara mi copia del primer acuerdo. Y me ofrecieron, con mucha dulzura, pagarme las dos cuotas que faltaban de una sola vez, si firmaba otro papel donde no estaba el motivo de mi despido. Me negué a firmar ese segundo acuerdo, por sobre todo, me sentí humillado, chantajeado, indignado». Se fue de ahí con el segundo pago y debió volver una vez más. «Siempre en horario de tarde, cosa que no me cruzara con nadie», para cobrar el último.

«Pasó el tiempo, descansé, lo pensé y tomé coraje para dar este paso», dice Julián. Está convencido: «Esto tiene que sentar un precedente, no pude ocurrir nunca más. Por más privada que sea una escuela, no está por encima ni por fuera de la ley. Un ideario que no coincida con una legislación nacional es un ideario ilegal».

INADI: cuatro denuncias en todo el país

Los despidos por discriminación a causa de la diversidad sexual son ilegales y poco frecuentes. La ley de matrimonio igualitario, sancionada en julio de 2010, consagra a nivel jurídico la igualdad de derechos. En los registros del INADI, hay cuatro denuncias de otras personas por la misma causa. Tres de los casos son de la provincia de Buenos Aires y uno, de Santa Fe. «En tres de ellos se resolvió la situación a favor de la persona afectada», explicaron desde el área de comunicación. «En otro, no se pudo probar la situación de discriminación.

¿Qué significa que se resolvieron a favor de lxs afectadxs? El INADI no resuelve por vía judicial, actúa por vía administrativa, estableciendo a través de un dictamen si se trató de un acto discriminatorio y apelando a mecanismos de mediación. Pero la víctima de la discriminación así lo desea, puede continuar, por su cuenta, una acción ante los tribunales.

«El INADI no sanciona a la escuela, no la castiga. Simplemente, hace un dictamen que tiene peso a nivel judicial. No es vinculante pero los jueces suelen darle mucha importancia. Por ahora, estoy hablando con mi abogado sobre cuáles serían las acciones a seguir», dice Julián.

De la delegación del INADI en Posadas, la denuncia será derivada a Buenos Aires, donde se pedirá información a las partes y se realizarán una serie de procedimientos antes de emitir su informe. El lapso promedio de resolución de este tipo de conflictos, desde que el INADI recibe la denuncia hasta emite dictamen, es de aproximadamente tres meses.

La escuela tenía una denuncia

Desde que lo desvincularon y también el día de la denuncia, el Colectivo 108- asociación que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos con eje en la diversidad en Misiones y en Paraguay- acompañó de cerca a Julián. Sus integrantes habían radicado una denuncia previa contra el Instituto Privado Emanuel ante el INADI, durante el ciclo lectivo 2015.

«Que echen a alguien por su orientación sexual no es algo común, pero esa escuela el año pasado fue denunciada, por nosotros y por particulares, porque en una reunión interna habían pedido a los docentes que firmaran un papel que decía no aceptaban a familias homoparentales», dijo a Presentes Nicolás Pintos, del Colectivo 108.

Misiones en alerta

«Hay muchas personas trans que son docentes, una chica que está peleando por su cargo de jueza de paz. Lo que hay es invisibilización, no solo por parte de lo privado, sino del Estado, que no tiene la intención de generar políticas para la comunidad. Algunos funcionarios en particular que llevan adelante iniciativas específicas o acompañan, pero son personas, no una política pública», dice desde Colectivo 108. La organización lleva ese nombre como un guiño y un orgullo.

Es un modo de recordar el asesinato del locutor Bernardo Aranda. Ocurrió en septiembre de 1959 en Asunción (Paraguay). Conocido como homosexual, la lista de «sospechosos» del crimen incluía a 108 homosexuales que fueron detenidos y sus nombres, publicados por los medios como “la lista de los 108”, sintagma de la homofobia.

Hace un mes y tres días, a fines de octubre, Posadas fue escenario del asesinato de Evelyn Rojas, de 26 años. Le desfiguraron el rostro a golpes. el 31 de octubre, más de 150 personas se reunieron en el Mástil y marcharon hasta la plaza 9 de Julio para pedir justicia, basta de travesticidios y gritar «Ni una menos». «Fue la primera vez que la comunidad salió a la calle, para nosotros es algo muy significativo», dice Nicolás.

Derecho a trabajar y a formar la familia que quiero

Julián dice que la demanda no tiene que ver con dinero. «El trabajo ya lo perdí y era titular en esas horas, en la otra escuela donde doy clases soy suplente. Mi reclamo va por la vulneración de mis derechos: derecho a trabajar y a formar una familia. ¿Por qué debería elegir: o sigo trabajando o formo la familia que quiero?».

Pide al Estado que se haga cargo: «Estas escuelas son de gestión privada pero reciben fondos del Estado». Desde que su caso se hizo público, recibió muchas muestras de apoyo. En la ciudad donde vive, en la otra escuela donde trabaja y anduvo estos días tomando recuperatorios; a través de las redes sociales. Antes, los estudiantes del colegio donde lo despidieron lo habían contactado por Facebook, porque había dejado de ir de un día para otro. «Me siento acompañado y comprendido por muchos padres, alumnos y exalumnos» dice Julián.

Da la cara y le pone el cuerpo y la voz. Dice que le cuesta un poco semejante exposición. «Soy una persona de perfil bajo. Vivo en una chacra, planto mis propios alimentos, crío chanchos. No oculto mi sexualidad pero no la ando contando, y a nadie le niego que estoy en pareja con un varón. Quiero que se reconozca que la causa de mi despido es discriminación y que la justicia se expida».

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